Halloween se ha hecho poco a poco un espacio entre las fiestas del año. En la noche del 31 de octubre, víspera del Día de Todos Los Santos, los disfraces terroríficos, la decoración de ultratumba, las golosinas y, sobre todo, las ganas de divertirse, se han vuelto un reclamo irresistible.
Pero también puede suponer un alto impacto para el medio ambiente y un gasto extra para el bolsillo. En Estados Unidos, el país que ha exportado esta fiesta al resto del mundo, se estima que se destinan unos 6.000 millones de dólares. Unos cuantos consejos sencillos de seguir pueden contribuir a un Halloween más ecológico y económico.
Disfraces sin asustar al medio ambiente
Las tres erres (reducir, reutilizar y reciclar) son también de uso básico en un Halloween ecológico. Los disfraces y los elementos decorativos, esenciales de esta fiesta, se pueden aprovechar de otros años. Otra opción es combinar diversas prendas y complementos de casa o que se intercambien con familiares y amigos. Los sistemas de trueque ecológico y solidario, tanto los de origen ciudadano, como Freecycle, o los de origen institucional, como Biotrueke -una iniciativa reciente del Ayuntamiento de Bilbao-, aumentan las posibilidades. De esa manera, se consigue un traje “nuevo” y sin gastar dinero cada año.
Pasar un Halloween ecológico o un “halloween verde” es muy sencillo y, además de cooperar con nuestro medio ambiente, tendremos una Noche de Brujas divertida y saludable. ¿Cómo podemos lograrlo?
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